Cómo ahorrar agua en casa de forma fácil

Ante el constante riesgo de sequía en el que vive un país mediterráneo como España, te explicamos cómo ahorrar agua para contribuir a ser parte de la solución

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Llueve poco y mal. Es una frase que ya decían nuestros abuelos, pero que hoy es más cierta que nunca. Por ello, ahorrar agua cada vez será más importante. Como país mediterráneo, no es extraño que España se vea amenazada por periodos de sequía. Estos periodos, sin embargo, van a ser cada vez más frecuentes y prolongados debido al cambio climático

La Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) ha declarado el país en situación de sequía meteorológica después de un invierno (el de 2021-2022) que ha sido extremadamente seco y muy cálido. En concreto, es el segundo invierno más seco y el cuarto más cálido de la serie histórica, que arrancó en 1961. Además, venía precedido de un largo periodos de pocas lluvias. 

Algunas zonas ya se han visto obligadas a tomar cartas en el asunto y otras están en situación de alerta. De momento, nada hace pensar que podamos llegar a un día cero en el que el país se quede sin agua, como estuvo a punto de suceder en Ciudad del Cabo (Sudáfrica). Sin embargo, igualmente es necesario que cada uno de nosotros haga un consumo responsable del agua potable, un bien tan necesario como escaso

Con el ahorro y la eficiencia en el uso del agua no sólo contribuimos a reducir el riesgo de desabastecimiento, también evitamos la sobreexplotación de este recurso natural. El estrés hídrico de un ecosistema puede llevar a un desequilibrio irreversible de nuestra biodiversidad y nuestro entorno, llegando a afectar también nuestra salud. Por otro lado, ahorrar agua contribuye a combatir el cambio climático.

Cómo ahorrar agua en casa

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Infografía: cómo ahorrar agua en casa

Se estima que cada hogar consume de media unos 133 litros en España y que el 37% del consumo global se podría reducir con buenos hábitos. La primera medida para ahorrar agua en casa es evitar las fugas. Una simple gota acaba siendo muchos litros al cabo del tiempo. Otra medida básica, pero muy efectiva, es cerrar el grifo cuando no sea necesario. Es decir, nada de dejar correr el agua mientras te lavas las manos o los dientes. Se pueden llegar a ahorrar hasta 8 litros por minuto.

Continuamos con los grifos. No todos son iguales. Con los monomando es más fácil y rápido regular la temperatura del agua, consiguiéndose importantes ahorros. Los modelos más viejos son también más ineficientes. Para comprobar la eficiencia del tuyo, ábrelo durante medio minuto y recoge el agua. Si hay más de 4 litros, el grifo es derrochador. Si no quieres sustituir la grifería, instala un limitador de caudal o un aireador, con los que se puede conseguir ahorrar agua hasta en un 50%.

Otro consejo básico: dúchate en vez de bañarte. Llenar la bañera precisa como mínimo 200 litros, mientras que una ducha de cinco minutos gasta una cuarta parte. También puedes utilizar un cubo para recoger el agua que sale mientras esperas a que se caliente y utilizarla para otros usos, como el inodoro o regar las plantas.

El inodoro es otro gran consumidor de agua. Hay sistemas que recogen el agua del lavamanos para la cisterna, puesto que se considera todo desperdicio utilizar agua potable para este uso. Medidas más sencillas de implantar son utilizar el sistema de doble descarga o bien poner botellas llenas de tierra en la cisterna para evitar tirar tanta agua con cada descarga. Y recuerda que el inodoro no es una papelera. Cada descarga supone un gasto de entre seis y diez litros de agua.

También electrodomésticos como el lavavajillas o la lavadora suponen un importante gasto. No los utilices hasta que no estén llenos y opta por los modelos más eficientes porque tienen un menor consumo y cuentan, además, con programas de ahorro.

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El modo ECO de la lavadora o el lavavajillas consume menos agua.

Si se vive en una vivienda unifamiliar, otra forma de ser eficiente en el uso de agua es recogiendo y aprovechando el agua de lluvia. Esta se puede utilizar para el riego de las plantas e incluso para tirar de la cisterna del inodoro. Y si tienes plantas, ten en cuenta que las autóctonas están mejor adaptadas al clima mediterráneo y, por tanto, tienen menores necesidades hídricas.

Varias compañías privadas permiten hacer un cálculo aproximado del consumo de agua para determinar si se es una persona derrochadora o ahorradora. Basta con hacer una búsqueda en internet para encontrar algunas. 

Un consumo mundial en aumento

El crecimiento de la población mundial viene acompañado de un mayor consumo de agua en un mundo de recursos finitos. Se estima que el uso global de este valioso recurso se ha multiplicado por seis en los últimos cien años y que para el 2050 aumente en un 44%. Antes de llegar a esta fecha, en el 2040, una quinta parte de los países del mundo ya podrían padecer graves recortes de suministro de agua. 

A día de hoy, el acceso a agua potable es ya un problema para millones de habitantes en el mundo. Naciones Unidas estima que una de cada tres personas no tiene acceso a agua potable salubre, dos de cada cinco no disponen de una instalación básica destinada a lavarse las manos con agua y jabón, y más de 673 millones de personas aún defecan al aire libre. El sexto de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU es Agua limpia y saneamiento

Como habitantes del primer mundo debemos sentirnos unos afortunados por el mero hecho de poder abrir el grifo y que salga agua potable de él. Debemos ser conscientes de esta suerte y ahorrar agua, como el preciado y escaso bien que es. 

Con las acciones diarias para el ahorro explicadas en este texto, estamos contribuyendo a garantizar el suministro de agua, reduciendo el riesgo de desabastecimiento, así como el del estrés hídrico de los ecosistemas naturales. Todo ello en beneficio, en última instancia, de nuestra salud y la del planeta. ¡También tu bolsillo te lo agradecerá porque el menor consumo se traducirá en ahorros en el recibo del agua!

Cada esfuerzo individual, al igual que cada gota, suma. En tus manos está el ser parte de la solución y no del problema.

 

David Sanz