Desperdicio alimentario en el hogar, ¿qué es y cómo evitarlo?

Cada año, un tercio de la comida que se produce en el mundo acaba en la basura. Naciones Unidas ha fijado como meta reducir a la mitad el desperdicio alimentario para 2030

 

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Desperdicio alimentario en el hogar, ¿qué es y cómo evitarlo?

Cada año, un tercio de la comida que se produce en el mundo acaba en la basura. Naciones Unidas ha fijado como meta reducir a la mitad el desperdicio alimentario para 2030.

La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) estima que aproximadamente el 30 % de los alimentos que se producen en el mundo para consumo humano no llegan a ningún plato. Esto equivale a 1300 millones de toneladas de comida al año desperdiciadas, con un alto impacto tanto económico como social y en los recursos naturales. ¿Qué se está haciendo y qué podemos hacer nosotros para reducir estas cifras?

¿Qué es el desperdicio alimentario y qué provoca?

El desperdicio alimentario hace referencia a las pérdidas derivadas de desechar alimentos que aún tienen valor. Estos se pierden, estropean o desperdician a lo largo de toda la cadena de suministro, desde su producción inicial hasta el consumo final en los hogares.

De acuerdo con la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN), este se puede definir como «aquellos productos agrícolas y alimentarios descartados de la cadena alimentaria que siguen siendo perfectamente comestibles y adecuados para el consumo humano y que, a falta de posibles usos alternativos, terminan desechados como residuo».

Desperdiciar la comida tiene su coste. No solo desde el punto de vista económico, sino también social, ambiental y ético: producimos más alimentos de los que se necesitan, pero cada día 40.000 personas mueren de hambre. Las pérdidas de alimentos conducen también al desperdicio de recursos como la tierra, el agua o la energía, y suponen la emisión de gases contaminantes. Las emisiones de gases de efecto invernadero del desperdicio mundial de alimentos representan el 8 % del total. Una cifra equivalente casi a las emisiones globales del transporte por carretera.

Desperdicio alimentario. Fuente imagen: AESAN.
Estrategia europea De la Granja a la mesa (From Farm to Fork): cómo conseguir un sistema alimentario sostenible

Una ley contra el desperdicio de alimentos

Según los últimos datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, los hogares españoles tiran a la basura más de 1.360 millones de kilos de alimentos cada año. Una media de unos 30 kilos por persona. Para evitar esta enorme pérdida de alimentos, en enero de 2023 entró en vigor en nuestro país la Ley de prevención de las pérdidas y el desperdicio alimentario, que afecta a toda la cadena alimentaria, desde la cosecha hasta el consumo, en la que se produce una pérdida del 20%.

Esta ley se alinea con el ODS 12 de la Agenda 2030 de la Organización de las Naciones Unidas, relativo a la producción y consumo sostenibles. En concreto, la meta 12.3 establece la aspiración de «reducir a la mitad el desperdicio mundial de alimentos per cápita a nivel minorista y de consumo, y reducir las pérdidas de alimentos a lo largo de las cadenas de producción y suministro».

Los objetivos generales de la ley son:

  • Reducir la pérdida y el desperdicio de alimentos un 50 % para 2030.

  • Fomentar la donación de excedentes de alimentos que todavía sean aptos para el consumo humano.

  • Establecer medidas para la gestión de los residuos alimentarios, promoviendo la economía circular.

Según la normativa, las empresas de la cadena alimentaria deberán disponer de un plan específico de prevención. Todos los agentes de la cadena, incluidas la restauración y la hostelería, tienen la obligación de disponer de un plan de prevención del desperdicio que les permita identificar dónde se producen las pérdidas y poder así adoptar medidas para minimizarlas, conforme a una jerarquía de uso en la que se prioriza el consumo humano. No contar con uno puede conllevar sanciones de entre 2001 € y 60.000 €.

La pérdida y desperdicio alimentario se han convertido en una preocupación a nivel mundial. Según la FAO, dañan el agua, la tierra, la biodiversidad y el clima. Fuente imagen: iStock.
Los hogares españoles tiran a la basura más de 1.360 millones de kilos de alimentos cada año.

Consejos para evitar el desperdicio de alimentos

El despilfarro se genera a lo largo de toda la cadena alimentaria, desde la producción primaria hasta el consumo. Por lo tanto, abordar el problema requiere actuar en todas esas etapas, tanto en la prevención como en la reutilización de lo que se genere de forma inevitable.

Las siguientes son algunas de las acciones que, como consumidor, puedes llevar a cabo en casa para evitar el desperdicio alimentario. La clave está en atender a las tres «R» del reciclaje: reduce, reutiliza y recicla. Optimiza estos pasos:

Planificación en la compra

Acude al súper con una lista y cíñete al presupuesto para alimentación. No te dejes tentar por las ofertas. Compra los alimentos que realmente vas a utilizar y consume productos de temporada y de producción local. En España, el alimento medio recorre unos 2.500 kilómetros antes de llegar a nuestra mesa.

Puedes ayudarte de calendarios como el elaborado por Greenpeace, con las frutas y verduras que están en temporada óptima cada mes y en cada estación. O el de Justicia Alimentaria (para comedores escolares), que recoge además el pescado más característico de cada temporada. Además de prevenir el desperdicio, cuidarás de tu salud y la del planeta.

Fíjate en las indicaciones de fecha de caducidad y fechas de consumo preferente de los productos. Es habitual confundir ambos términos. La primera marca el momento a partir del cual el alimento no debería consumirse pues puede suponer un riesgo para la salud; la fecha de consumo preferente es orientativa e indica el momento a partir del cual el fabricante deja de garantizar que algunas características organolépticas (como el sabor, el olor o la textura) sean las óptimas.

Almacenar y conservar

Aprovecha mejor la comida que compras. Utiliza los ingredientes de manera inteligente. Ten siempre una visión general de las existencias en tu despensa y prioriza el consumo de los alimentos con fecha de caducidad próxima, que de otro modo terminarán deteriorándose y convirtiéndose en desechos. Tirar comida es tirar dinero.

Guarda las piezas de verdura y fruta que estén a medias en fiambreras o papel encerado. Organiza tu nevera: estos alimentos crudos, que son los que antes se echan a perder, en los estantes inferiores (la zona más fría); la parte central, para alimentos cocinados, y en el estante superior, lácteos y huevos.

La temperatura adecuada para el frigorífico es +5 ºC. La temperatura de mantenimiento del congelador debería ser de -18 ºC; cada grado de menos incrementa el consumo un 5 %.

Preparación y formas de cocinar

Planifica también tus menús semanales, aprovechando al máximo todos los ingredientes que tienes en la cocina. Calcula las raciones adecuadas para no cocinar más comida de la cuenta y evitar que acabe echándose a perder. Cuando salgas a comer, recuerda que llevarte a casa la comida que no hayas terminado es una práctica de consumo responsable. ¡Fuera apuros!

Elabora alimentos en casa (conservas vegetales, encurtidos, yogur, postres caseros, etc.) y adquiere conocimientos sobre alimentación saludable. Aprende a cocinar recetas con las sobras. En internet, encontrarás muchas ideas para aprovechar esos restos de alimentos. Sigue un menú más sano, más barato y más responsable.

Por último, elimina correctamente aquello que ya no sea aprovechable. Separa los residuos y deposítalos en el contenedor correspondiente para su reciclaje o eliminación. Si dispones de espacio en casa, puedes hacerte con una compostadora que transforme los residuos orgánicos en compost para tus macetas. Y, de este modo, «cerramos el círculo».

Todas estas son buenas prácticas frente al desperdicio alimentario. Claves para frenar el elevado porcentaje de productos alimentarios que no llegamos a consumir. Para contribuir, desde nuestros hogares y con hábitos sencillos, a reducir la huella ambiental de la pérdida y el desperdicio de alimentos.

 

Elisabeth Lahoz